Las dudas que surgen ante una primera cita son muy diversas, y dependen mucho de las circunstancias concretas a las que nos enfrentemos. Es obvio que las sensaciones antes de quedar con alguien a quien acabas de conocer no son las mismas que tendrás ante una cita a ciegas, o las de reencontrarse con un antiguo amigo con el que puede surgir algo. Sin embargo, siempre surgen aspectos comunes a todas, como son los nervios o cuestionarnos asuntos como el de si le gustarás, si te lo pasarás bien, o si conviene tener sexo en ese primer encuentro, un aspecto fundamental que conviene tener claro desde el primer momento para saber cómo comportarnos. Aquí puedes leer más información al respecto.
Por si fuera poco, todo se complica si eres una persona introvertida. No obstante, también hay una serie de recetas básicas que seguir para sobrevivir a esa primera cita, y que te ayudarán a tener recursos para que tu timidez no te juegue una mala pasada.
Vamos a empezar por una obviedad muy grande: lo primero es tratar de estar muy tranquila. Tenemos por delante una cita con una persona potencialmente interesante, no con el dentista. Piensa que si van a quedar es porque los dos han querido, por lo que hay una intención clara de que te quiere conocer. Así que ve con la actitud más positiva posible, intenta quitarte la presión del encuentro y ten muy en cuenta que es esto es cosa de dos.
Olvida la presión de llevar el peso del encuentro en tus espaldas. Una cita es cosa de dos
Enlazando con esta última idea, a algunas personas tímidas le agobian los silencios. Es como si pensaran que es un responsabilidad romperlos, pero al mismo tiempo el miedo a hacerlo les impide hablar. Aquí aparecen pensamientos negativos que no convienen y les lleva a estar más nerviosas y tímidas. Lo cierto es que debes dejar de preocuparte por estos momentos incómodos, y aprovecharlos a tu favor. Utilízalos para crear cierta tensión sexual con sonrisas, gestos, miradas o cualquier movimiento pícaro. Tómatelo como un juego divertido en el que gana el que más aguante en silencio y, ya puestos, que sea él el perdedor.
Dicen que las primeras impresiones son importantes, y aunque no sean definitivas, siempre está bien empezar con buen pie. Por eso, puedes buscar recursos para evitar un principio incómodo. Piensa por ejemplo en cómo te vas a presentar y piensa de antemano la situación. Una vez lo tengas claro ya solo tienes que ejecutarlo llegado el momento.
Prepárate también algunas preguntas o temas de conversación para que la cosa fluya, en caso de que el desarrollo de la conversación se estanque. Si lo conoces, puedes informarte y buscar temas en común en los que puedan coincidir. Es importante tener en cuenta que todo esto parte de la base de que te sientas a gusto, no para complacerlo a él. No en vano, se trata de conocerse el uno al otro.
Dale la vuelta: utiliza tu timidez como recurso de ligue
Trata, pues, de darle la vuelta y aprovechar tu timidez como una ventaja. Muchos hombres se sienten atraídos por las personas más introvertidas, pues causan un mayor interés debido al misterio que las envuelve. No saber si está yendo por el lado correcto, qué estas pensando o cómo eres realmente son aspectos que van a llamar su atención rápidamente, además de ser armas que podrías usar en tu favor. De todas formas, no confundas esto con estar distante o antipática. Trata de sonreír, ser amable y cercana siempre.
No te compliques, no fuerces la máquina. Al fin y al cabo, se trata de conoceros, así que lo mejor es que seas tú misma. En definitiva, sé auténtica y muéstrate como eres. A él debes interesarle tú, no la versión de ti que construyas para esa cita.