Uno podría esperar que, conforme avanzan los tiempos y la sociedad se vuelve más abierta y más tolerante ante casi cualquier tema, el sexo también quede totalmente despegado de esos tabúes que en muchas ocasiones nosotros mismos hemos incluido a la hora de entenderlo, de disfrutarlo incluso… Tendencias sexuales que parecen existir desde hace tiempo pero que solo ahora salen a la luz, cuando la sociedad se ha podido liberar un poco más de todo lo que suponían los tabúes y las barreras. Y no nos referimos solo a la orientación sexual, lo que por suerte ya se tiene como algo normal en muchos países, sino a prácticas que son consentidas entre dos adultos y funcionan como parafilias perfectamente entendibles, pero que al ser algo “extrañas”, se siguen manteniendo en las sombras y apenas se habla de ellas.
Hoy queremos centrarnos precisamente en una de esas corrientes, que se llevaba a cabo hace décadas, precisamente de manera “forzosa” por la mojigatería de los tiempos, pero que ha vuelto a ponerse de moda en nuestro mundo hipersexualizado, y no por casualidad. Hablamos del King Out, una práctica cada vez más común en parejas que llevan incluso décadas juntos, y que buscan de esta manera generar un nuevo tipo de relación íntima en la que la pasión vuelva a ser la protagonista, expandiendo el placer más allá de la propia penetración y haciendo que la complicidad de la pareja sea lo verdaderamente importante, la base de todo lo que se necesita para llegar al orgasmo. Es una práctica realmente curiosa que vamos a detallar en este artículo y que, aunque no lo creas, cada vez está llegando más lejos porque supone casi una vuelta nostálgica a los orígenes de los primeros encuentros íntimos, aquellos que se nos han quedado marcados.
Qué es el King Out
Podríamos definir esta tendencia como un encuentro entre dos personas en los que hay besos, caricias y tocamientos de todo tipo, pero no hay coito, es decir, no se llega a la penetración. De ahí precisamente el nombre de esta práctica, ya que el “rey” se queda fuera en todo momento, y no se va más allá de los roces y las caricias. Como decíamos, es una forma de volver a esos primeros encuentros adolescentes en los que por pura inexperiencia no éramos capaces de llegar más lejos que esas simples caricias, pero nos bastaban para sentir una excitación fuera de lo habitual. Lo que se busca con el King Out es rechazar esa visión tan cerrada en la que el sexo es igual a la penetración, y devolver la importancia a los preliminares, consiguiendo que solo con ellos también podamos vivir experiencias sexuales plenas y muy excitantes.
Origen de esta práctica
Se trata de encuentros sexuales consentidos por ambas partes en los que de forma explícita se llega al acuerdo de que no haya coito, y toda la excitación vendrá dada a través de las caricias, de los besos, de los tocamientos más sensuales, siempre que el rey se quede fuera. El origen de la práctica podría estar en principios del siglo XX, ya que era habitual que en los primeros encuentros furtivos, los amantes no llegaran mucho más lejos de caricias y besos, con la misión de encontrar el sexo en su noche de bodas. Hoy nos puede sonar algo muy rancio y antiguo, pero de esta forma se crea un ambiente mucho más especial, más perseguido, cuando por fin se tiene una relación completa. El King Out puede servir para revitalizar esa llama de la pasión que tal vez algunas parejas hayan perdido después de tantos años juntos.
Cómo se practica el King Out
Seguir esta tendencia es muy fácil y cualquiera puede hacerlo. Es, de hecho, una forma de parar los pies a esta sociedad en la que el sexo es el único objetivo para muchas personas cuando tienen una cita, en la que no hay manera de no caer en esa pasión intensa y desgarrada que deviene del coito sin barreras. Precisamente, el King Out busca regenerar esa pasión de antes, la que nos ilusionaba por llegar a tocar simplemente un pecho, o por sentir el roce de la mano de esa chica en nuestra entrepierna. Se busca volver a normalizar la excitación y no necesitar de un chute tan intenso de sexo para disfrutar de ella, algo que en muchos casos incluso ha llegado a provocar adicción a ese placer.
Practicar el King Out es tan sencillo como quedar dos personas, sean o no pareja, para darse placer a través de caricias, de besos, de tocamientos, incluso de palabras y juegos de rol, pero siempre con una sola condición: que no haya coito. La penetración queda descartada, así que tenemos que buscar fórmulas alternativas para excitar la otra persona, y de paso, también excitarnos nosotros mismos. El King Out, lejos de limitar como podría pensarse en un primer momento, nos ofrece la posibilidad de expandir la visión que tenemos sobre el placer, conociendo mucho mejor el potencial de nuestras caricias, de las zonas erógenas del cuerpo de nuestra pareja, sin ir directos al coito.
El King Out en la actualidad
Puede parecer muy extraño que a estas alturas esta tendencia sexual se haya vuelto tan popular, pero si lo pensamos bien, es solo una vía de escape para esa hipersexualización que se da prácticamente en todos los sectores de nuestra vida. Cuando dos personas hablan de tener un encuentro sexual siempre piensan en el coito, en la penetración, como única culminación posible para satisfacer sus deseos íntimos. Y sin embargo, el King Out demuestra que esto no tiene porqué ser así, y que podemos encontrar también una alternativa en las caricias, en los besos, en lo que habitualmente entendemos como “simples preliminares”, pero que tienen una importancia vital a la hora de excitarnos.
Esta técnica rebaja la necesidad imperiosa de la penetración por la penetración, y no relega el concepto de sexo al coito, sino que lo expande mucho más, permitiéndonos aprender a disfru8tar de nuestra sexualidad de una forma mucho más sana y especial. Para muchas personas significa reaprender todo lo que saben sobre sexo y encontrar de nuevo una pasión diferente, que pueda llevarse a cabo sin la necesidad de llevarlo hasta ese último punto de la penetración, encontrando nuevas vías de placer y pasión. Como los adolescentes, que comienzan con inocentes caricias, el King Out hace que los adultos también tengan esa misma sensación de volver a disfrutar con algo más sencillo.